Poco a poco el aeropuerto Eduardo Falla Solano de San Vicente del Caguán, vuelve a recibir viajeros que llegan a esta región del país, elegida como destino por colombianos y extranjeros por su biodiversidad, turismo y emprendimientos.


En un vuelo de 50 minutos desde la capital, los viajeros arriban a una terminal aérea que cumple estrictamente el Protocolo de Bioseguridad, y que permite conectar además de los pasajeros oriundos de la región, a miles de viajeros que buscan lugares para explorar y conocer.


Contribuyendo al crecimiento de esta terminal aérea y a la conectividad para beneficio de las comunidades, el año pasado la Aerocivil invirtió 644 millones de pesos en mantenimiento de lado aire y tierra, lo que permite tener en óptimo estado la pista y la terminal.


El Eduardo Falla es una de los aeropuertos más antiguos construidos en Caquetá, por lo que se convirtió, no solo en un patrimonio para todos los sanvicentunos sino que también en una oportunidad para que los amantes del canotaje o del rafting visiten el rio Pato donde un grupo de desmovilizados emprendieron su proyecto como guías de senderismo y conocedores de estos deportes de rio; tanto así que ya fueron certificados en rafting. Posteriormente tuvieron la oportunidad de ir al mundial en Australia.


El aeropuerto de San Vicente abre puertas al turismo, al desarrollo económico, a la conectividad y a la competitividad de la región. Eduardo Falla Solano no es solo una terminal aérea, es más que eso; es la entrada a la equidad, a la legalidad y a la paz.